INICIAL DE ORO
Nací, hermanos, en esta dulce tierra argentina,
pero el primer recuerdo nítido de mi infancia
es éste: una mañana de oro y de neblina,
un camino muy blanco Y una calesa rancia.
Luego un portal oscuro de caduca arrogancia
y una abuelita toda temblona y pueblerina,
que me deja en la cara una agreste fragancia
me dice: —¡El mi nieto, qué caruca más fina!
Y me llenó las manos de castañas y nueces,
el alma de leyendas, el corazón de preces,
y los labios risueños de un divino parlar.
Un parlar montañés de viejecita bruja
que narra una conseja mientras mueve la aguja.
El mismo que ennoblece, hermanos, mi cantar.
Baldomero Fernández Moreno