LA TAVERNA LIKRAS
En el teatro de Dora Stratou
alguien me llama por mi nombre ausente.
Es el vino que sube de la sed
entre los vasos del verano y canta.
Contra las piedras yertas se rompían
los ecos de los yelmos fatigados.
Christas y Saros un vaso y otro vaso
de resina y pallinos. Maldecía
el oleaje rugiente del Sarónico.
La taverna tenía los ojos huecos
de las batallas de los héroes idos.
¿Quién puede detenerse cuando el eco
recobra el himno de los combatientes?
Entre las clámides de las vestales
alguien dice mi nombre sin memoria.
Atenas, junio 14 de 1982.
Belisario Betancur