A LOS MÁRTIRES DE LA INDEPENDENCIA
Herido por un dardo en la pelea
Epaminondas cae sobre su escudo,
Abierto el pecho por el dardo agudo
Que mata el cuerpo, pero no la idea.
Y al ver triunfal que su pendón flamea,
Afloja de la muerte el fiero nudo,
Y dice a Tebas: «¡Madre, te saludo!
Quedan mis hijas, Leuctra y Mantinea!»
También dos hijas bellas nos dejaron
Los que el libre pendón dieron al viento
Y a su sombra su espíritu entregaron;
Hijas son de su esfuerzo y su ardimiento:
La Independencia que ellos proclamaron;
La Libertad que dio su pensamiento.
Bartolomé Mitre