BLANCURA
El ciego amor no sabe de distancias
y sin embargo el corazón desierto
—todo su espacio para mucho olvido—
lugar le da para perderse a solas
entre cielos, abismos y horizontes.
Cuando me quieres, al mirarme adentro,
mientras la sangre nuestra se confunde,
una redonda lejanía profunda
hace posibles huevas ilusiones.
Ser tuyo es renacerme, porque logras
borrar, hundir, que se retiren todos
los espejos, los muros de mi alma.
Blancura del amor. Con cuánto fuego
se anunció tu presencia. Tengo ahora
la luz de aquel incendio y un vacío
donde esperar, donde temer tu vida.
Manuel Altolaguirre