HOMENAJE A JULIO HERRERA Y REISSIG
Para entrar en tu ausencia,
en esa construcción de tu vacío,
tus palabras mayores
—muerte, amor—
son las puertas que invitan.
En el dintel de fuego,
antes de penetrarte,
vi el estuco aparente,
tus mostachos oníricos,
tus amigos de escuela;
pórtico con melenas
como infinita fuente de violetas,
de pensamientos y de nomeolvides;
cauda que serpentea
sobre desnudos armoniosos.
Penetré en tu museo
de tarjetas postales,
en tu salón o torre,
por esa doble puerta,
por tu amor, por tu muerte,
palabras como fauces.
Manuel Altolaguirre