DESPERTAR
En este amanecer
tú y yo, dormidos,
somos quienes guardamos
toda la oscuridad.
El mundo se ilumina
porque en tu corazón,
porque en mi alma
las sombras se guarecen.
El mundo se desnuda
con sus mares y pechos
engañando a los hombres.
Sólo tú y yo, mi amante,
nada vemos.
Un amor grande,
como las tinieblas
de la vida,
nos une.
Un amor grande.
Las auroras,
los astros,
las blancuras que nada tienen,
las apariencias falsas,
nos ignoran.
Mi despertar o muerte
será como un romperse tenebroso
de amores negros,
de enlutada sangre.
Manuel Altolaguirre