A TRES ÁRBOLES QUE ARDIERON POR SUS RAÍCES EN IXTAPALAPA
No del oculto cristalino riego,
árboles del solar de Ixtapalapa,
encontraron frescor. Bajo la capa
de tierra fértil encontraron fuego.
Nunca en raíces florecer tan ciego
se marchitó en cenizas. Nada escapa
al interior incendio que destapa
raíz de troncos que devora luego.
¡Oh la profunda, ardiente primavera
que dio secretas llamas como flores,
en donde nunca rosas florecieron!
Sube abrasando ramas, que no fuera
el fuego fronda si con sus ardores
no alcanzara las cumbres que antes fueron.
Manuel Altolaguirre