NOCHE HUMANA
Distancias y cercanías
apretadas te rodean.
Eres el centro del mundo,
y brotan de tu ceguera
ejes de luto y espanto
hasta el borde del planeta.
Angustiosos tactos surcan
oscuridades y estrellas.
Te ciñen los horizontes
y durísimos te aprietan.
Una geografía insensible
—montes, ríos y praderas—
se duerme sin la luz única
que dentro de ti se encuentra.
No te duelen las montañas
ni los mares te atormentan.
Tu corazón da su sangre
a escaso trozo de tierra.
Manuel Altolaguirre