EN SUIZA
Si estuvieras aquí,
frente a este mundo
de silencio y blancura,
después de recorrer con la mirada
las bajas nubes y las altas nieves,
el resumen gozoso del paisaje
encontraría en tus ojos.
Pero tu ausencia es ciega.
Los ojos que recuerdo al recordarte
a otros lugares miran.
Ni presienten ni ven esta hermosura.
Los hondos ríos, el lago, las montañas,
el clarísimo frío de mi frente,
distintos son del fuego de tus labios,
de tus ojos, del mar, de tus llanuras.
Si yo pudiera a tu recuerdo darle
vida, o si pudiera, al menos,
convertirme en un recuerdo tuyo,
viviendo sólo donde tú me pienses.
Si fuera el cuerpo lo invisible
y el alma lo real,
me verías siempre,
y esta luz, este cielo, estos declives,
serían un blanco sueño.
Manuel Altolaguirre