SARAÍ
acto 1
(3 ÁNGELES, ABRAHÁN Y SARAÍ)
Un ángel
Varones penetrantes,
viriles, desolados,
que querrán que los tristes
desiertos no lo sean,
soñarán multitudes,
firmamentos humanos,
e irán a las doncellas,
a las esperanzadas
vírgenes impacientes,
con ímpetus lozanos,
con salud y energía.
¡Qué torrente de vidas,
desde ti, desde ahora,
por el tiempo, en el mundo,
rodará desbordado!
Venimos a anunciarte
que tu mujer un hijo
tendrá próximamente.
Abrahán
Me concentro buscando
por mi sangre el futuro.
Más adentro, internándome,
llego a saber de toda
mi descendencia humana.
Dentro de mí. En los átomos.
Más adentro. Hasta donde
las vidas en promesa
se esconden infinitas.
Contigo, Sara, en ti,
concebiré mis sueños.
Los hijos de mi alma
los tendré en ti, contigo.
Los hijos de la carne,
aquellos que nacieron
casuales de un deleite,
ésos no heredarán mi patrimonio.
Los hijos de tu alma
y de mi alma,
los hijos del amor,
serán mis herederos.
Saraí
Mis años...
Abrahán
¿Qué importa que tus años
sean muchos, si en tu frente
hay sitio para un Sueño?
¿Qué importa que tu cuerpo
no tenga ya atractivos,
si tu espíritu es fuerte?
El alma de tu hijo
nuestro amor la ha gestado
en un siglo de uniones
exaltadas, sufriendo.
Saraí
El alma de mi hijo,
la que desde pequeña
estoy alimentando,
encarnará, lo han dicho
los ángeles de Dios.
Fecundaste mi espíritu
con tu amor, padre bueno.
Fecundarás mi vientre
a pesar de mis años.
Manuel Altolaguirre