DE LAS FIGURAS DEL ARÇIPRESTE
Estrofas 1485-1507
«Señora», diz' la vieja: «yo le veo a menudo:
el cuerpo a muy grant, mienbros largos, trefudo,
la cabeça non chica, velloso, pescuçudo,
el cuello non muy luengo, cabel' prieto, orejudo.
»Las çejas apartadas, prietas como carbón,
el su andar infiesto, bien como de pavón,
el paso segurado e de buena rasón,
la su nariz es luenga, esto le desconpón,
»Las encías bermejas e la fabla tunbal,
la boca non pequena, labros al comunal,
más gordos que delgados, bermejos como coral,
las espaldas byen grandes, las muñecas atal.
»Los ojos ha pequeños, es un poquillo baço,
los pechos delanteros, bien trefudo el braço,
bien cunplidas las piernas; el pie, chico pedaço;
señora, dél non vy más: por su amor vos
abraço.
»Es ligero, valiente, byen mançebo de días,
sabe los estrumentos e todas juglarías,
doñeador alegre, ¡por las çapatas mías!
tal ome qual yo digo non es en todas erías».—
A la dueña mi vieja ¡tan byen que la enduxo!:
«Señora», diz' «la fabla del que de feria fuxo:
la mierca de tu huço Dios es que te la aduxo.
¡Amad, dueñas, amalde tal ome, qual debuxo!
»Ssodes monjas guardadas, deseosas, loçanas!
Los clérigos cobdiçiosos dessean las ufanas:
todos nadar desean, los peçes e las rranas:
a pan de quinçe días fanbre de tres semanas».—
Dixol' doña Garoça: «Verme he, dame espaçio».—
«¡Alahé!» diz' la vieja, «amor non sea laçio:
quiero yr a desírgelo. ¡Yuy! ¡cómo me lo engraçio!
yo le faré que cras venga en este palaçio».—
La dueña dixo: «Vieja, ¡guárdeme Dios de tus mañas!
Ve, dile que cras venga ante buenas conpañas.
Fablarme ha buenas fablas; non burlas nin picañas.
E dil' que non me diga d' aquestas tus façañas».
Vino mi leal vieja alegre e plasentera;
Ante del «¡Dios vos salve!» dixo la mensajera:
«El que al lobo enbía, ¡a la fe!, carne espera:
la buena corredera así fase carrera.
»Amigo ¡Dios vos salve! ¡Folgad, sed plasentero!
cras dise que vayades. Fabladla, non señero;
mas catad nol' digades chufas de pitoflero:
que las monjas non se pagan del abbad fasañero.
»De lo que cunple al fecho aquello le desid;
lo que cras le fablardes, oy bien lo comedid:
a la misa mañana vos en buenora yd:
enamorad la monja e luego vos venid».—
Yo l' dixe: «Trotaconventos, ruégote, mi amiga,
que lieves esta carta ante que yo gelo diga:
e si en la rrespuesta non te dexiere nemiga,
puede ser que de la fabla otro fecho se ssyga».—
Levol' una mi carta a la missa de prima,
traxo buena rrespuesta de la fermosa ryma.
Guardas tiene la monja, más que la mi esgrima;
pero de buena fabla vino la buena çima.
En el nombre de Dios fuy a misa de mañana.
Vy estar a la monja en oración: loçana,
alto cuello de garça, color fresco de grana:
¡desaguisado fiso quien le mandó vestir lana!
¡Valme Santa María! ¡Mis manos me aprieto!
¿quién dyo a blanca rrosa ábito e velo prieto?
¡más valdrí' a la fermosa tener fijos e nietos,
que atal velo prieto nin que ábitos çiento!
Peroque sea errança contra mío Señor
el pecado de monja a ome doñeador;
¡Ay Dios! ¡é yo lo fuese aqueste pecador,
que feçiese penitençia deste fecho error!
¡Otea de unos ojos! ¡Paresçían candela!
¡Yo sospiré con ellos! Diz' mi corazón:
«¡hela!»
fuyme para la dueña: ¡Fablome e fablela,
enamorome la monja e yo enamorela!
Rresçibiome la dueña por su buen servidor,
sienpre le fuy mandado e leal amador,
mucho de bien me fiso con Dios en linpio amor:
en quanto ella fue byva, Dios fue mi guiador.
En mucha oraçión a Dios por mí rogava,
con la su abstinençia mucho me ayudava,
la su vida muy lynpia en Dios se deleytava,
en lucura del mundo nunca se trabajava.
Para tales amores son las rrelijosas,
para rrogar a Dios con obras piadosas;
que para amor del mundo mucho son peligrosas,
e son muy escuseras, peresosas, mintrosas.
Atal fue la mi ventura, que, dos messes pasados,
murió la buena dueña: ¡ove nuevos cuydados!
¡A morir han los omes, que fueron e son nados!
¡Dios perdone la su alma e los nuestros pecados!
Con el mucho quebranto fize aquesta endecha,
con pesar e tristesa non fue tan sotil fecha.
Entiéndala todo ome e quien buen amor pecha:
que yerro e malfecho emienda non desecha.
Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, 1320