ENSSIENPLO DEL MUR TOPO É DE LA RANA
Estrofas 407-422
Contesçe cada día a tus amigos contigo,
como contesçió al topo, que quiso ser amigo
de la rrana pyntada, que lo levó consygo:
entiende byen mi fabla e porque te la digo.
Tenía el mur topo cueva en la rribera;
creçió tanto el rrío, que maravilla era,
çercól' toda su cueva, que non salya fuera;
vyno a él baylando la rrana cantadera.
"Señor enamorado", dixo al mur la rana,
"quiero ser tu amiga, tu muger e tu çercana,
yo te sacaré en salvo agora por la mañana,
ponert' he en el otero, casa para ti sana.
"Yo sé nadar muy bien, ya lo ves por el ojo:
ata tu pie al mío, sube en mi ynojo:
sacarte he en salvo, non te faré enojo,
ponert' he en el otero o en aquel rrastrojo".
Byen cantava la rrana con fermosa rraçón;
mas ál tenia en pienso en su mal coraçón.
Creóselo el topo: en uno atado son,
atan los pies en uno; las voluntades non.
Non guardando la rana la postura que puso,
dio salto en el agua, somiose façia yuso,
el topo quanto podía tirava façia suso:
qual de yuso, qual de suso andavan a mal uso.
Andava un milano volando desfanbrido,
buscando qué comiese; esta pelea vydo:
abatiose por ellos, silvó en apellydo,
al topo e a la rrana levolos a su nido.
Comiolos a entramos, no l' tiraron la fanbre.
Asi faze a los locos tu falsa vedeganbre:
quantos trayes atados con el tu mal estanbre,
todos por ti peresçen en tu mala enxanbre.
Los neçios e las neçias, que una vez enlaças,
en tal guisa los travas con tus fuertes mordaças,
que non han de Dios miedo nin de sus amenaças;
el diablo se los lyeva presos en sus tenaças.
Al uno e al otro eres destruydor,
tanbyén al engañado, como al engañador;
com' el topo e la rrana peresçen o peor;
eres mal enemigo: fázeste amador.
Toda maldad del mundo é toda pestilençia
sobre la falsa lengua mintrosa aparesçençia:
dezir palabras dulçes, que trayen abenençia,
e fazer malas obras e tener malquerençia.
Del bien que ome dize, sy a sabyendas mengua,
es el coraçón falso e mintrosa la lengua;
¡confonda Dios al cuerpo, do tal coraçón fuelga!
¡lengua tan enconada Dios del mundo la tuelga!
Non es para buen ome el creer de lygero:
todo lo que le dizen péselo bien primero;
non conviene al bueno que sea lisongero;
en el bien dezir sea firme e verdadero.
So la piel del oveja trayes dientes de lobo,
al que una vez travas, liévastelo en robo,
matas al que más quieres, del bien eres encobo,
pones en flacas cuestas gran peso e gran ajobo,
Plázeme byen, te digo, que algo non te devo:
eres de cada día logrero de rrenuevo,
tomas la grand vallena con el tu poco çevo;
mucho más te diría, salvo que non m' atrevo.
Porque de muchas dueñas malquerido sería,
e mucho garçón loco de mí porfaçaría,
por tanto non te digo el diezmo que podría:
pues cállate e callemos, Amor, ¡vete tu vya!
Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, 1320