DANAE
La tarde muere envuelta en su tristeza.
Paisaje tierno para soñadoras
miradas de mujer, exploradoras
de su melancolía en la belleza.
Danae apoya en sus manos la cabeza.
El ambiente que el sol último dora
es una leve, dulce y turbadora
caricia que la oprime con pereza.
Un pajarillo gris, desde una vana
rama, canta a la tarde lenta y rosa.
Oro de sol entra por la ventana
y Danae, indiferente y ojerosa,
siente el alma transida de desgana
y se deja, pensando en otra cosa.
Ángel González