EL CARABAO
Signo cabalístico del suelo malayo,
Nigromancia clara de la sementera,
estampa grabada sobre el arrozal,
en la paz del campo eres el soslayo
de la angustia urbana, la paz placentera
a la sombra ingenua del cañaveral.
Abierta magnolia, garza blanca y leve,
toca sus tambores en tu obscuro lomo
para su «safari» de la fauna mala.
Y ese picoteo te mima y conmueve,
te ahuyenta enemigos que torturan como
los genios maléficos de tu selva rala.
Lunas encendidas, lunas en creciente
dejaron sus luces y tronos altivos
para descender, hastiadas de cielos,
a la tierra parda de tu mansa frente,
clavarse en tus sienes cual injertos vivos
y mirar los rumbos de todos los vuelos.
Negra flor de loto, nenúfar ardiente,
somnolienta boya con perfil erguido,
nirvanas tu baño de sultán malayo
bajo los remansos y el trino impaciente
de los paj arillos que vuelan al nido
en las calurosas jornadas de Mayo.
O tomas espesos barros protectores
en los lodazales de las tibias charcas
para acorazarte contra los embites
de insectos corsarios, fieros invasores
que atacan tus pistas y baten sus marcas
secando tus venas en cruentos convites.
El amplio paréntesis de tu cornamenta
guarda soluciones a la interrogante
de la vida urgente, de la urgente brega;
la lección humilde en donde se asienta
la serenidad, la fe tolerante
y el servicio diario hacia el que nos llega.
Último en la fila de la trilogía
donde el pobre asienta su felicidad:
la mujer, la casa y tú, buen amigo,
pero sí el primero en la filosofía
de esa misma dicha, la conformidad
y el placer humilde que lleva consigo.
Encierras los sueños de toda una raza
que labra la tierra mirando hacia el cielo
y lleva una estrella posada en la frente,
la hospitalidad abierta que abraza
y ofrece sus flores, sus frutos del suelo,
con un corazón sentido y caliente.
Y eres para el hombre testimonio austero
de la Oceanía misteriosa, arcana,
conciencia serena con auras marinas,
glebas soleadas, luces de sendero,
susurro en las cañas... gama soberana
que ennoblece el alma fiel de FILIPINAS.
Adelina Gurrea