DAME
Arropa el corazón mío en tu mano
y dale la alegría de ser tuyo,
el afán del servicio cotidiano
y el vuelo luminoso del cucuyo.
Una gota de luz cada mañana,
plétora de misión a mediodía
y al toque de la tarde, en la campana,
tu paz sobre una casta sinfonía
y siempre, en «miserere» o en «hosanna»
tu presencia Señor, mía, muy mía.
Adelina Gurrea