EN VANO
¡Cuánto verso de amor, cantado en vano!
¡Oh, cómo el alma se me torna vieja
cuando me doy a recordar la añeja
historia absurda del ayer lejano!
¡Cuánto verso de amor gemido en vano!
Primero, fué el nectario, y yo la abeja...
Después mi corazón halló en tu reja
la amarga nieve que lo ha vuelto anciano.
¡Cuánto verso de amor perdido en vano!
—Hoy están mis ventanas bien abiertas;
hay sol... hay muchas flores... y es verano...
Pero da pena ver, junto a mis puertas,
en un montón de mariposas muertas,
tanto verso de amor llorado en vano.
Arturo Capdevila