A MEDIA EDAD

Aún estoy feliz me encuentro temeroso de la muerte a media edad
aunque no exista por ser parte de la nada
y aún abierto a los crepúsculos de amor llanto y suspiro
estoy dispuesto a devorar las secas flores de nostalgia
a ser mejor de lo que intento deleitándome en los tiempos intermedios
que se nutren del silencio de los actos decisivos con la sierra
que es culpable de mi aspecto solitario hecho a mí mismo
receloso de sonrisas remediables y veleros
que se acerquen a esa playa en que refugio mis secretos
partidarios de románticos encuentros que reflejen
una luna en la meseta de Castilla derramando hacia los bordes
mi interés en Costas Bravas y rojizas con los cielos más gastados
que los míos salvo el techo de mi tienda humedecido de esmeraldas
en las calas que recuerdo cuando nieva en los cristales
y de vuelta sin embargo a pie de tierra me he entregado
a los efluvios del pinar a Peñalara y tantas cumbres que persigo
donde el alma en las praderas se estremece
y casi olvido mi discurso y como el pulso se dispara
y brilla Sirio y como Orión me dicta versos
y la música que dora los oídos besa cuerpos presta alas
tersa pieles con tocatas y me acuna en mi instrumento
hecho de cuerdas derretidas en las manos
y así huyo sin pretextos de ese cerco que me estrecha
la incansable reflexión acorralando los descansos
congelando en una imagen todo aquello que visito
seccionando muy despacio la experiencia hasta agotarla
así me acerco hacia vosotros por contaros que mi vida
es una más de las que sueñan con morir de una sonrisa
y con hablaros de que existe mi pequeña circunstancia
aproximada a vuestro lado para daros las arrugas
de este rostro en un poema y aún estoy
y aquí me duermo mientras voy dejando paso
a los designios del criterio que os compete
y aún estoy feliz me encuentro
temeroso de la vida a media edad.