SIN TÍTULO
Solitario en la sombra como un furgón vacío,
amontonando nieve sobre la terca brasa,
poco me importa el tiempo que pasa como un río,
porque estoy en la orilla de un río que no pasa.
Más allá de los puertos con su humedad salobre,
más allá para siempre de las islas felices,
ya no codicio el oro que se convierte en cobre,
porque crecí hacia adentro mirando las raíces.
Y más allá de todo lo que ha sido y no ha sido,
más allá de la sangre con su oscuro fermento,
esperaré el gran viento que sopla hacia el olvido
y cerraré los ojos para que pase el viento.
José Ángel Buesa